Hace unas semanas leí un artículo titulado - Arte: La cuarta competencia básica en la era digital- en él, el Dr. Jason Oler, director del Programa de Tecnología Educativa, escribe un articulo muy interesante en el que argumenta que la Educación Artística, fundamental para los
estudiantes de hoy, debe involucrar las TIC, pues los ambientes multimedia,
omnipresentes en la actualidad, requieren prepararlos para pensar, comunicarse
y actuar como diseñadores y artistas.
Para mí, la finalidad central de la educación
debería de ser ayudar a todas las personas a que desarrollen todas sus
capacidades y adquieran las habilidades que les permitan conseguir la felicidad
personal y contribuir al bienestar colectivo. Por ello creo imprescindible que
los procesos educativos, en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el
tiempo libre, se adapten a los cambios que se producen en la sociedad.
El siglo XXI, pone de manifiesto que se trata
de un período de enormes transformaciones sociales y frente a esto, la capacidad de adaptación de
nuestras sociedades está siendo lenta e insuficiente. Esta incapacidad, se
encuentra latente principalmente en la educación, siendo esta uno de los
pilares básicos de la sociedad.
Después
de mi experiencia dentro del aula, además de haber encontrado un desfase entre
la rapidez con que se desarrollan las
TIC y la adaptación del profesorado a ellas, observamos un claro estancamiento
a la hora de aplicar nuevas metodologías de aprendizaje y contenidos
alternativos a lo estipulado en el currículo. Se limitan a divulgar e imitar el
modelo clásico de educación, modernizándolo con materiales didácticos y, sobre
todo, incluyendo la mayor cantidad de tecnología posible.
En una sociedad donde el alumno es capaz de
acceder a todo tipo de información en cualquier momento de su aprendizaje, se
debe fomentar el pensamiento crítico y la buena gestión de la información que
se recibe.
Con las
grandes transformaciones sociales y por tanto, el cambio de paradigma, quizás el
fracaso de la educación se deba a que
las respuestas tienden a sostener una mirada retrospectiva más que a inventar
una propuesta prospectiva.
En mi opinión, cada vez es menos importante la
transmisión de conocimientos, que los alumnos ya se pueden adquirir por otros
caminos y quizás, sería más necesaria la formación de la personalidad y el
aprendizaje de habilidades, entre ellas la habilidad de aprender.
Necesitamos una
educación que capacite al alumno desenvolverse
en esta sociedad de forma más equilibrada y creativa. Una enseñanza
holística que impulse el desarrollo completo de individuos libres, pensantes,
que posean facultades creativas necesarias para la vida práctica.